
CUANDO LA CIUDAD DUERME, ELLOS ESTÁN DESPIERTOS: UNA NOCHE EN LA ESTACIÓN SEGISMUNDO NAVARRO
La noche cae sobre la ciudad y las luces de la Estación Segismundo Navarro siguen encendidas. Mientras la mayoría de los hogares se sumen en el silencio del descanso, dentro de esta estación de bomberos la jornada apenas comienza. Es lunes 2 de junio, y un nuevo turno nocturno se activa con precisión, disciplina y compromiso.
El Sargento Carlos Correa, con 21 años de servicio, guía la noche como vocero del turno. “Aquí la noche no es para dormir, es para estar listos”, dice mientras el personal se organiza en cuatro guardias rotativas, que aseguran la vigilancia constante desde las 9:00 p.m. hasta las 6:00 a.m. Cada grupo sabe qué hacer y cuándo hacerlo.
La rutina arranca con inspecciones de equipos, revisión de unidades y rondas por la estación. Todo debe estar en orden. En la Sala de Guardia, los ojos están puestos en el panel de comunicaciones y los oídos atentos al sonido que lo cambia todo: la alarma.
“Allí es donde se reciben los llamados. Una sola señal y sabemos que es hora de actuar”, explica el sargento. Si suena la alarma, el ambiente cambia. Todos se ponen en movimiento con rapidez: trajes, botas, cascos. La adrenalina es controlada; la experiencia guía cada paso. En minutos, el equipo sale hacia el lugar de la emergencia. Lo que está en juego es la vida de alguien.
Pero no todas las noches traen emergencias. Algunas transcurren entre el silencio y la espera, entre monitoreos del clima, chequeos rutinarios y camaradería. Sin embargo, la tensión nunca se disipa del todo: la vocación exige estar alerta siempre.
Con el primer rayo del amanecer, llega la formación de cambio de turno. Es un acto breve, pero importante. Se entrega el parte de novedades: estado de vehículos, equipos, reportes, incidentes, todo lo que el nuevo turno necesita saber. La noche se despide con un saludo firme y un compromiso renovado.
En la Estación Segismundo Navarro, la noche no es una pausa: es parte esencial del servicio. Un espacio donde se refleja el espíritu de entrega, el sentido del deber y la preparación constante de quienes, mientras la ciudad duerme, se mantienen despiertos para cuidar de todos.