28 DE ABRIL: EL DÍA EN QUE COLÓN CONOCIÓ A SUS PRIMEROS MÁRTIRES DEL DEBER
Eran tiempos difíciles en la ciudad de Colón. La infraestructura apenas se recuperaba de incendios pasados, y el Cuerpo de Bomberos, valiente pero limitado, se mantenía en guardia constante. Aquella madrugada del 28 de abril de 1917, las alarmas volvieron a sonar. El humo se alzó sobre los techos de la ciudad, anunciando otra tragedia.
Entre los primeros en responder estaban el capitán Chávez Rauter y el sargento Andrés Mosquera Villa. Ambos sabían lo que significaba el deber. Lo habían elegido. Y sin dudarlo, se lanzaron a combatir las llamas.
Durante las labores de extinción, en medio del caos y el calor, el Capitán Rauter fue alcanzado por una descarga eléctrica mortal. Cayó mientras hacía lo que amaba: proteger. Al verlo, el Sargento Mosquera no vaciló. Corrió en su auxilio, guiado por ese lazo invisible que une a quienes arriesgan la vida juntos. Pero el destino le tenía escrita la misma suerte: también fue alcanzado por la descarga.
Ese día, Colón perdió a dos de sus más valientes. Pero ganó dos mártires. Sus muertes no fueron en vano. Se convirtieron en el símbolo de lo que significa ser bombero: sacrificio sin medida, entrega sin condiciones, amor al prójimo hasta el último aliento.
Desde entonces, cada 28 de abril, la ciudad se detiene para recordar. Frente al monumento a los Mártires del Deber, las sirenas suenan no para alertar, sino para honrar. Y en cada bombero que viste el uniforme, viven el Capitán Chávez Rauter y el Sargento Mosquera Villa.
Porque en Colón, el heroísmo no se olvida, se honra, se continúa.
MAH