PANAMÁ MANTIENE VIVA LA TRADICIÓN DE RENDIR HONOR A LAS BANDERAS EN DESUSO

La historia de la ceremonia de cremación de banderas en Panamá se remonta, de manera no oficial, a las décadas de 1940 y 1950, cuando organizaciones cívicas promovían actos de retiro digno para las banderas deterioradas. En la década de 1970, la Asociación de Muchachas Guías de Panamá asumió un rol protagónico, fortaleciendo una tradición que, con el paso del tiempo, se consolidó como parte esencial de las celebraciones patrias.

La práctica fue formalizada legalmente mediante el Decreto Ejecutivo N.º 337 de 2017, que establece que las gobernaciones provinciales deben organizar la ceremonia de cremación y disponer el entierro de las cenizas, simbolizando el retorno de los emblemas patrios al seno de la nación.

Hoy, con solemnidad y profundo respeto hacia los símbolos patrios, en todo el país se realiza esta tradicional ceremonia que representa una despedida digna para los estandartes que han ondeado con orgullo en instituciones públicas, centros educativos y entidades del Estado.

El acto protocolar inicia con la entrega de las banderas en desuso a la autoridad provincial, seguida de la ceremonia de cremación, donde se rinden honores en un ambiente de respeto y reflexión. Finalmente, las cenizas son enterradas en un lugar designado, como muestra de gratitud por los años en que la bandera representó la soberanía y el orgullo de la República.

Más allá de su carácter formal, esta tradición fortalece el sentido de identidad nacional y el respeto por los símbolos patrios, recordando a las nuevas generaciones la importancia de preservar los valores y principios que sustentan la historia panameña.

De esta manera, Panamá reafirma su compromiso con los ideales de patria, respeto y unidad, manteniendo viva una ceremonia que honra el legado de la bandera como símbolo supremo de libertad y dignidad nacional.

bgs