EL SUEÑO DE TODO NIÑO: SER BOMBERO Y SERVIR AL PAÍS

En cada salón de clases, en cada dibujo infantil, hay un sueño que se repite: ser bombero. Para muchos niños, vestir el uniforme rojo, subirse al camión, accionar la sirena o sostener una manguera contra el fuego es mucho más que un juego: es un acto de valentía, de admiración y deseo de ayudar.

Ese sueño se volvió un poco más real para un grupo de pequeños del Centro Preescolar Jardín de Niños, quienes vivieron una experiencia inolvidable al visitar el cuartel Ricardo Arango, en avenida Cuba. Sus ojos brillaron al ver a los bomberos descender por el icónico tubo, colocarse su equipo de protección y simular la salida urgente hacia una emergencia.

Los niños no solo pudieron explorar los vehículos de extinción, también escucharon de cerca historias de coraje, conocieron cómo se apaga un incendio, y entendieron que detrás del casco y las botas hay personas que salvan vidas cada día.

“Yo quiero ser bombero para salvar gatitos”, dijo uno. “¡Y yo para apagar fuegos como un héroe!”, gritó otro. En sus palabras, la vocación pura, nacida de la inocencia y la admiración.

Para ellos, los bomberos no son solo funcionarios, son superhéroes reales. Son quienes llegan cuando más se les necesita, quienes enfrentan el peligro para que otros estén a salvo. Esa imagen queda grabada en su corazón, alimentando un sueño que tal vez, en unos años, se convierta en una realidad.

Porque ser bombero es más que una profesión: es una forma de servir con amor, entrega y valor. Y tal vez, entre esos niños emocionados, esté el próximo gran héroe del país.