EL CORAZÓN DETRÁS DE ALPHA DAVID

En medio de turnos largos, sirenas urgentes y noches que parecen no acabar, un pequeño milagro de cuatro patas llegó a la Estación de Bomberos David Brandon, en Betania. No venía en una ambulancia, ni con uniforme… venía con ojos curiosos y patitas temblorosas. Se llamaba Alpha David.

Pero para entender su historia, primero hay que hablar de Lucy.

Una noche cualquiera, Lucy —una perrita perdida— llegó hasta la estación. El equipo de paramédicos la recibió con cariño, como si siempre hubiera sido parte de ellos. Durante esos días, Lucy fue más que una visita: fue consuelo, fue juego, fue ternura entre emergencias. Y cuando sus dueños finalmente la encontraron y vinieron a buscarla, no vinieron con las manos vacías. Vinieron con gratitud… y una promesa.

Unas semanas después, cumplieron esa promesa. De una nueva camada, un cachorro fue escogido especialmente para ellos. Así nació Alpha David, un nombre que honra la vocación de quienes lo recibieron: “Alfa”, como el código de ambulancia; “David”, como la estación que lo adoptó.

Desde entonces, Alpha David no ha sido solo una mascota. Ha sido un bálsamo. Ha estado ahí en los silencios después de una emergencia difícil, en los pasillos donde se procesan las emociones que no se dicen. Lo alimentan entre todos, lo cuidan entre todos. Porque él también cuida de ellos.

La sargento segundo Inoris Quintero, paramédico y testigo de esta historia, lo resume así:
“Siempre fue uno más de nosotros. Nunca hubo que pedir ayuda para él; todos queríamos darle lo que necesitaba, como él nos da a nosotros sin pedir nada.”

Hoy, Alpha David continúa su camino en la Estación Segismundo Navarro, en Balboa. Lleva consigo las caricias de Betania y encuentra nuevos brazos que lo sostienen.

Porque a veces, los héroes también necesitan un héroe.
Y a veces, ese héroe tiene cuatro patas y un corazón que late justo donde hace falta.

bgs